Y de repente una llamada inesperada. Y una petición de ayuda aún más inesperada. Y una tormenta donde siempre hubo calma.
Y un encuentro en la cima de la montaña donde de forma inconsciente buscamos el reposo. Allí donde leías de pequeño. Allí donde se escapaban las primeras notas.
Y unas lágrimas donde siempre hubo firmeza. Y una zozobra donde hubo siempre determinación. Y una mirada perdida que te hace sentir ternura una vez caídos los escudos que nos hacen insensibles.
Foto: https://universodeemociones.com/beneficios-abrazo/Y un abrazo. Que te recuerda cada uno de los abrazos que no has dado, los que no has sentido o diste por compromiso.
Y te intentas consolar en los que darás a partir de entonces. Que para eso estamos, para abrazarnos y recuperar los abrazos perdidos. Consciente, además, de que nunca sabes cuando puede ser el último.
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