Vivimos
en un país de excesos. De contrastes. De amores, envidias y celos. De claros y
obscuros. De poca memoria y muchos olvidos. De drama y penuria infinita. También
de alegría y festejos –algunos absurdos-, que oportunamente rociados con
alcohol y ebrios de vino anulan las conciencias más frágiles. Vivimos en un
mundo de excesos. Y nadie parece querer ponerle freno…
La vida es como el equilibrista de circo. Cuando eres joven no te da miedo, coges la vara y hacia adelante. A comerte el mundo. Luego, conforme adquieres compromisos la vara pesa más, necesitas que el cable sea más grueso y que haya una red debajo. Pero eso lo haces a costa de renunciar a ciertas libertades y a alguno de tus sueños. Entonces tienes que llegar a un pacto. Un pacto entre lo que eres, lo que siempre has soñado ser y lo que realmente puedes llegar a ser.
jueves, 29 de agosto de 2013
martes, 13 de agosto de 2013
lágrimas sin pegamento
Anoche vi llorar al cielo. No mucho, solo un rato, un tiempo. A un ritmo pausado, lento. Un constante goteo de lágrimas de fuego que se asomaban de tanto en tanto a través de un velo de nubes, entre bostezo y bostezo. Y no eran tristes, eran lágrimas de sueños. Las que nos trae cada año, en agosto, San Lorenzo o Perseo, según credos. Eran lágrimas sin pegamento...
martes, 6 de agosto de 2013
el ancla y las llaves
Todos
necesitamos un ancla. Algo que nos sujete, firme, a la tierra y nos impida ir a la
deriva en este océano infinito que nos envuelve y nos rodea. Un punto al que
aferrarnos y poder sobrevivir cuando suba la marea. Una referencia. Un lugar
donde volver y sentirnos seguros - y poder tocar
mare, que decimos en Valencia-. Un lugar. Un ancla. Unas llaves. Un
recuerdo, todo vale...
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