sábado, 5 de septiembre de 2015

3 segundos

3 segundos es un suspiro. Un sueño ligero, un verso incompleto. 3 segundos es un mundo. Una eternidad, un verso imperfecto. 

3 segundos es lo que dura el presente, según los últimos estudios. Nuestra conciencia del aquí y ahora. Nuestra conciencia efímera y pasajera. Nuestro pequeño momento de lucidez antes de volver a cerrar los ojos y retornar a la oscuridad involuntaria/consciente. 



3 segundos dura el presente. No más. 1, 2 y 3. Ya pasó. Ya está. 3 segundos dura el paraíso o el infierno de ese momento concreto. Hasta que llega el parpadeo. 

3 segundos es lo que tarda en derrumbarse tu mundo, tus seguridades, tus certezas, tus convicciones viendo la foto de un niño muerto, inmóvil, en una playa perdida de Turquía. La inocencia interrumpida. La conciencia golpeada. 3 segundos dura la indignación y dura también la rabia.

3 segundos -o esta vez quizás un poco más- es lo que tardas en olvidarlo. Y regresar a tu rutina, mirando para otro lado.    

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