jueves, 21 de noviembre de 2013

es por tu culpa, imbécil!!


No basta con ganar, hay que humillar. No basta con derrotar, hay que aniquilar las esperanzas -también los sueños, también los deseos-. No basta con llevar a la ruina económica a miles y miles de personas, hay que acabar también con su dignidad. Hay que demostrar quien manda, anular la autoestima. Que nadie dude que no somos iguales. Hay que invalidar esa incómoda utopía…

Vivimos -sufrimos- tiempos de guerra, guerra económica que no bélica aunque las consecuencias son también fatales. No hay obuses, no hay metralla. Las balas son ahora decretos, leyes y reglamentos. Las heridas ya no sangran. El dolor viaja por dentro, y últimamente viaja cada vez más en silencio. El silencio de la resignación, el silencio de la derrota. El silencio del miedo -a levantar la voz y perder lo poco que tengo-. El silencio de la rabia diluida en vergüenza –trago amargo, trago lento- para quien anda perdido en este largo y cruel laberinto.

Como en las grandes guerras, la batalla es también anímica, aunque no nos caen panfletos del cielo como ocurría en la II Guerra Mundial cuando alemanes o ingleses trataban de desmoralizar al enemigo. Ahora son otro tipo de mensajes, indirectos, subliminales.




De un tiempo a esta parte se ha convertido en icono la figura del emprendedor, el hombre –o mujer- hecho a sí mismo. Aquel que tiene una idea y la explota. Aquel que se reinventa en tiempos de crisis, de quien sabe como salir y sale. Y se nos insiste: “Emprende, emprende, emprende, ese es el camino!. Emprende arriesga y gana!, Emprende, emprende, emprende. Emprende, arriesga y sé valiente!”. Y se magnifican los éxitos –en la televisión, en las redes y en los medios- para confrontar y avergonzar a quienes no son capaces de hacerlo.

“Es por tu culpa, imbécil” viene a decirnos ese mensaje subliminal, ese gota a gota de éxitos individuales. Es por tu culpa si no tienes trabajo, es por tu culpa que no sabes, que no te has formado, que no emprendes, que no te atreves. Si no aciertas a desenredar la maraña, si estás en la miseria, si estás desesperado es por tu culpa. No porque falle el sistema, no porque nos rigen mal los mercados, no porque no cumple el Estado –ahora subo impuestos, ahora bajo salarios, ahora recorto derechos, ahora te impido protestar porque soy autoritario-. “Mira como otros sí lo hacen, fracasado”. Y se magnifican los éxitos. Y se silencian los errores de quienes también lo intentan poniendo todo su empeño, apostando ahorros y medios, perdiendo todo el dinero. Cayendo más hondo, -cayendo-

edisonpalacio.webnode.es

Es cierto que hay casos de emprendedores extraordinarios. Pero no dejan de ser sólo eso: extra-ordinarios. Una excepción que se quiere convertir a la fuerza en norma. Y así, sin más, liberamos al capital y trasladamos casi todo el riesgo al trabajo, al autoempleo, rompiendo el equilibrio necesario.

www.iahorro.com

"Es por tu culpa, imbécil!" insisten. Pero yo reniego. Le doy la vuelta a esa frase, y se la aplico a aquellos encorbatados con poder de decisión que asumen sueldos, dietas y complementos pero no responsabilidades. Aquí el mensaje no es subliminal, aquí el mensaje es bien claro, directo: Cuando hay 6 millones de parados, también es por tu culpa, imbécil! Cuando alguien se queda en la calle, cuando miles de jóvenes se marchan de España no es por gusto, es por vuestra culpa, imbéciles! Cuando alguien se suicida porque le quitan la casa, es por tu culpa, imbécil!

El fracaso lleva escrito vuestros nombres en sus manos. Dejad de miraros en el espejo!! Haced algo!!


2 comentarios:

  1. Fantàstic aquest desenmascarament d'aquells que volen fer-nos creure que la culpa és nostra. És mentida. Estic amb tu.

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    1. Gràcies Sergi pel comentari. No es tracta de no assumir la part de responsabilitat individual que cadasqú ha de tindre de la seua vida, però ja hi ha prou de traslladar-nos el missatge que ens mereixem el que ens passa i que és culpa nostra. Gràcies amic.

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