Avanza la tecnología, pasan los años y nos atropellan los cambios. Y los ritmos. Y los ciclos. Cada vez más cortos, cada vez más rápidos…
Lo que no cambia es la esencia: la palabra, la emoción, el sentimiento. Solo hay que saber escarbar entre tanta basura digital y tanto abotargamiento.
Y mirar hacia afuera -y mirar también hacia adentro-. Con ojos curiosos, como cuando eras pequeño y todas las preguntas parecían pocas y todas las respuestas se quedaban cortas.
Toca resintonizar. Adaptado a los nuevos tiempos. Desempolvar aquel olvidado aparato de radio -ese que te vio crecer y cumplir alguno de tus sueños- y recuperar la voz interior que llevaba varios años durmiendo.
Porque vale la pena. Porque aún estás a tiempo. Palabra, emoción y sentimiento.
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