Nada como ver la sombra para conocer a alguien. La sombra no engaña. No lleva maquillaje...
La sombra es tímida. Amanece suave, perezosa, con un punto de modorra. Y poco a poco se estira y se despereza, siempre discreta. Un paso por detrás, para no ofender, para no tropezar.
La sombra es también curiosa y gira sobre sí misma explorando nuevas formas y rincones. Juega hasta que se agota y a poco a poco se desvanece.
Al final del día la sombra se alarga, como si quisiera salirse de sus márgenes y retrasar un destino que para ella es inevitable.
Porque cuando se va la luz se queda inerte, vigilante eso sí, observando a oscuras y guardando los secretos que solo ella conoce.
No hay como conocer la sombra para conocer a alguien.

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