Me duele el cuello. No sé si es por un mal gesto o por un sobreesfuerzo. Pero me duele. De mirar -y no ver- a tantos frentes. De mirar y no sentir -o sentir demasiado-.
La vida es como el equilibrista de circo. Cuando eres joven no te da miedo, coges la vara y hacia adelante. A comerte el mundo. Luego, conforme adquieres compromisos la vara pesa más, necesitas que el cable sea más grueso y que haya una red debajo. Pero eso lo haces a costa de renunciar a ciertas libertades y a alguno de tus sueños. Entonces tienes que llegar a un pacto. Un pacto entre lo que eres, lo que siempre has soñado ser y lo que realmente puedes llegar a ser.
Me duele el cuello. No sé si es por un mal gesto o por un sobreesfuerzo. Pero me duele. De mirar -y no ver- a tantos frentes. De mirar y no sentir -o sentir demasiado-.