Nacemos para crecer. Siempre hacia arriba nos enseñan a mirar de pequeños. A ser más altos, más fuertes, correr más rápido, cumplir años, querer hacer cosas de mayores… hasta que te haces mayor y lo que haces no siempre es lo que habías soñado...
La vida es como el equilibrista de circo. Cuando eres joven no te da miedo, coges la vara y hacia adelante. A comerte el mundo. Luego, conforme adquieres compromisos la vara pesa más, necesitas que el cable sea más grueso y que haya una red debajo. Pero eso lo haces a costa de renunciar a ciertas libertades y a alguno de tus sueños. Entonces tienes que llegar a un pacto. Un pacto entre lo que eres, lo que siempre has soñado ser y lo que realmente puedes llegar a ser.