domingo, 21 de diciembre de 2014

atragantamientos


Hay días en que me atraganto. Y se me cierran los labios. Ejercen un bloqueo férreo, infranqueable, perfecto como aquellos puentes eternos de cuando jugábamos al parchís. Y aquí no pasa nadie. Y aquí no se expresa nadie. 
Se me acumulan los esfuerzos, las ideas, los miedos, las ilusiones, los deseos. De uno en uno, en desordenada fila, cuchicheando entre sí como escolares traviesos. Esperando el momento en que por fin abra la boca para materializarse en palabras y sonidos, a la espera de conocer cuál es en realidad su significado y saber si tienen sentido. 


Yo los oigo por dentro, murmurando en silencio. Fingiendo una paciencia que ellos no tienen, y que yo tampoco tengo. Y no sé cómo explicarles que dejarlos encerrados no es voluntario, al contrario, que es por falta de capacidad y falta de conocimiento -vaya contradicción-. Que no es a conciencia. Que más quisiera. 

Y mientras encuentro una alternativa, siguen murmurando, como un zumbido de fondo. Como un zumbido más en ese enjambre en que ahora vivimos todos. Enjambre digital lo llama Byung-chul Han. Explica este filósofo surcoreano cómo los individuos que formamos el enjambre digital -y nos expresamos en twitter, facebook, blogs y demás redes sociales- somos la nueva masa, pero sin alma ni concepto de masa. Una suma de individualidades, que no un colectivo, que solo aspira a observar, expresarse, indignarse -digitalmente- y mirarse en el ombligo. Hikikomoris digitales. No más. 



A veces cierro los ojos y abro la boca y la dejo así un tiempo, como esperando que salgan solos los pensamientos sin hacer esfuerzo alguno. Como esperando a sacar un seis que rompa con ese puente maldito que no deja salir las fichas, que, hartas, empiezan a pudrirse en la orilla. Venga, un seis, y luego en seguida un cinco. Parece fácil. Parece absurdo. Porque aquí sigo, con la boca abierta y las cuerdas vocales resecas esperando que llegue su turno. 

Y mientras, no hablo. Y mientras, no digo. Y mientras, no expreso. Silencio. Solo silencio y un leve atragantamiento. 

Hasta que llegue un día que salga todo de golpe, como un torrente. Y llegará. No está tan lejos. Ya queda menos. Pero ahora, aún toca silencio. 

"La nueva masa es el enjambre digital (…) que consta de individuos aislados (…) una concentración casual de hombres no forma ninguna masa. Al enjambre digital le falta un alma o un espíritu de la masa"
"La sociedad de la indignación es una sociedad del escándalo. Carece de de firmeza,de actitud (…) Además las olas de indignación muestran una escasa identificación con la comunidad. De este modo, no constituyen ningún nosotros estable que muestre una estructura del cuidado conjunto de la sociedad. Tampoco la preocupación de los llamados "indignados" afecta a la sociedad en conjunto;en gran medida, es una preocupación por sí mismo. De ahí que se disperse de nuevo con rapidez" 
"El IFS (Information Fatigues System), el cansancio de la información, es el enfermedad síquica que se produce por un exceso de información. Los afectados se quejan de creciente parálisis de la capacidad analítica, perturbación de la atención, inquietud general o incapacidad de asumir responsabilidades (…) Precisamente la capacidad analítica constituye el pensamiento. El exceso de información hace que se atrofie el pensamiento (…) Más información no conduce necesariamente a mejores decisiones" 
"Estamos libres de las máquinas de la era industrial que nos esclavizaban y explotaban, pero los aparatos digitales traen una nueva coacción, una nueva esclavitud. Nos explotan de manera más eficiente por cuanto, en virtud de su movilidad, transforman todo lugar en un puesto de trabajo y todo tiempo en un tiempo de trabajo" 
"El medio del espíritu es el silencio. Sin duda, la comunicación digital destruye el silencio. Lo aditivo, que engendra el rehuido comunicativo, no es el modo de andar del espíritu"


En el enjambre, Byung-Chul Han

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