lunes, 10 de febrero de 2014

20 años


20 años no son nada. Y lo son todo. Son dos décadas, dos decenios. 20 años son proyectos y algún que otro recuerdo. 20 años son solo palabras…o son algo más que eso…

Debe de ser que estoy cerca de duplicarme, de alcanzar el ecuador de este largo y angosto puente que a poco a poco te conduce a la otra orilla. Debe de ser que me falta poco para llegar a ese punto del camino donde cambia la pendiente, donde te paras y adviertes que ya acumulas más pisadas en la espalda de las que tienes por delante. Debe de ser…

horizontedormido.blogspot.com

20 años. Mucho tiempo. 20 años dan para recorrer Europa andando. 20 años dan para dar la vuelta tres veces a un planeta imaginario. En 20 años puedes subir cien montañas y navegar algunos mares. En 20 años puedes llegar a ver más de 7.000 soles -y algunas lunas menos-, cada uno distinto -cada una distinta-, aunque sea siempre el mismo -aunque sea siempre la misma-. Solo depende de quién y cómo los mira.


20 años dan para leer 600 libros e intentar escribir alguno. 20 años dan para ganar y perder amigos -y no importa la suma, importan los que quedan y los que se quieren quedar-. 20 años dan para equivocarse y aprender a perdonarse -casi siempre- a uno mismo. 20 años dan para reír mil veces y llorar algunos cientos. 20 años dan para perderme -perderte- y reencontrarme en tus labios. Dan para tener dos hijos y criarlos a tu lado.

20 años dicen que tardaremos en recuperar en España el nivel económico anterior a la crisis. 20 años. Media vida. Un cielo o un calvario. 20 años de sueños incompletos ocultos en el laberinto. 20 años tardaremos en volver a tener trabajo -y tampoco para todos, y tampoco como antes-. Y en esos fríos informes no dicen nada de recuperar otros tantos derechos que se han ido quedando en los márgenes, como lastre innecesario de un barco que pese a todo se ha hundido -lo han hundido-. 

20 años. Parece una condena. Para algunos ya lo es. Y no lo verán. Se marchan/marcharán a millares, voluntarios forzosos. Y algunos no volverán. A otros los dejan caer -no son útiles, no producen, no les sirven-, y a quien resiste… bastante hace con intentar apañarse.   

Dentro de 20 años -si llego- tendré casi sesenta. Y veinte inviernos después, y veinte otoños más tarde, seguiré –incrédulo- preguntándome ¿Quién me ha robado las primaveras?  

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