jueves, 6 de marzo de 2014

el reloj dormido


Tengo un reloj dormido que anda algo equivocado. Tengo un ombligo perdido y un laberinto en los párpados. Tengo un corazón desnudo que a veces se despista cuando intenta dar las horas. Y a las nueve son las cinco. Y a las cinco son las cuatro...

Reconozco que no siempre me aclaro. No es fácil. Y me sorprendo al observar a las agujas del reloj correteando por la esfera en una persecución ridícula: cuando las horas van por Europa, los minutos aún están por Sudamérica -sorteando cifras, sorteando letras-, nunca se encuentran. Y los segundos… los segundos sólo van a ratos. No hay manera. Despierto cuando no toca, y duermo cuando me deja.

 fotoferm.blogspot.com

Tengo un reloj confundido que nunca sabe bien cuando tiene que dar los cuartos. Ni cuando marcar el ritmo, ni cuando acelerar el paso. Me apremia cuando me calmo; si tengo prisa, va despacio. De repente me urge convencido de que llego tarde a un lugar donde nadie me espera. Y se duerme aquellas veces en que sí voy con retraso.

Voy con retraso. Eso creo cuando veo correr a todo el que me rodea, aunque no sé cuál es el final, ni sé bien si esa es de verdad la meta. Tampoco sé si ellos lo saben, aunque algunos lo aparentan. Disimulan la ignorancia dando importancia a la urgencia.

Y así me encuentro, perdido en mitad de la calle. Con un reloj dormido que no me ayuda aclararme… Y ahora, perdona que ya no te haga caso, pero llego tarde. No sé adónde, pero llego tarde.



alicanteactualidad.com 


Tengo un reloj dormido con el corazón cansado. Y a las once son las cinco. Y a las cinco son las cuatro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario