lunes, 18 de febrero de 2013

pura vida

El cómo claro que importa. El cómo lo hagas y el cómo lo digas. No es fácil conjugarlo. Nos hemos convertido en unos expertos en desdoblar el lenguaje para ocultar nuestras intenciones. En Costa Rica lo tienen claro. Viven bien, sencillos y pausados. Y lo expresan mejor “Pura vida” es su lema, y sonríen a los que allí vamos...     

“Pura Vida” era también la frase que definía a Iñaki Ochoa de Olza, alpinista navarro que murió en el 2008 en el monte Annapurna (8.091 m), en los Himalayas. Tenía sólo 40 años. 

Su muerte nos deja dos enseñanzas sobre la vida. Las podemos encontrar en su libro “Bajo los cielos de Asia” y en el documental “Pura Vida”, estrenado hace unos meses y premiado como el mejor de 2012. Una de las enseñanzas es la que Iñaki puso en práctica y la que tanto repetía: “aprender a vivir es aprender a desprenderse”. De las cosas, del dinero, de los objetos y las obligaciones innecesarias. También de las personas. De algunas personas. Y aprender a atreverse. A sentir, a explorar, a experimentar. A hacer lo que de verdad te llena: “mejor vivir un día como un tigre que 100 años como una oveja”. Fácil de decir, difícil de cumplir. 

La segunda lección nos la dieron todos los que participaron en el rescate imposible de Iñaki Ochoa. A 7.400 metros de altitud y con un edema pulmonar las opciones de sobrevivir son casi nulas. Más aún si el descenso es por una arista prolongada en una montaña donde el 40% de los que van, no vuelven. Aún así lo intentaron. Alpinistas rumanos, suizos, rusos, kazajos o norteamericanos. Todos diferentes con un único nexo en común: la amistad de Iñaki. Y la montaña. Arriesgaron sus vidas. Sobre todo Ueli Steck y Horia Colibasanu. El rumano le acompañó tres días y tres noches. A 7.400 metros, al borde de la zona de la muerte. Sin comida, sin medicinas, sin oxígeno. Y sin agua. Derretía la nieve en su boca para dársela a Iñaki y evitar que se deshidratara. Horia considera que no es un héroe. Que no tenía otra elección moral, aún sabiendo que no podía hacer nada por el navarro. Que hay quien le dice que fue un poco estúpido por jugarse así la vida. Lo estúpido, dice Horia, hubiera sido dejar morir solo a su amigo. Es imposible no emocionarse viendo “Pura Vida”. También es imposible no sentirse avergonzado.

Si Iñaki pudiera les daría las gracias. Y ellos, todos, le dirían: “con gusto”. Porque así lo hicieron. Porque así lo sienten. Y así lo viven. Como lo sienten y lo viven también en Costa Rica. Allí, los ticos, cada vez que alguien muestra su agradecimiento responden “con gusto” y no dicen “de nada” como hacemos nosotros, como recalcando al agradecido que le hemos hecho un favor. El cómo lo digas es importante cuando refleja cómo lo vives.   

Si alguna vez me pierdo -y más de una vez lo necesito-, si alguna vez me atrevo a ser tigre y olvido mis compromisos, buscadme en estos dos sitios: en Costa Rica o en la montaña. En Puerto Viejo o en el Pirineo. Pura Vida. Y sin miedo.

 





PD: El documental "Pura Vida" se proyectó el pasado sábado en Canet d'En Berenguer en un acto organizado por el Club de Muntanya Rotipet y la Fundación Sos Himalaya. RTVE ha adquirido los derechos de "Pura Vida" y la emitirá en breve, en marzo posiblemente. También es muy recomendable el programa que Informe Robinson dedicó a este rescate imposible a Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna.  


2 comentarios:

  1. Cada día que pasa de mi vida me doy cuenta de dos cosas, y la una es consecuencia de la otra; la primera es que cada vez se menos de la vida y la segunda es que esa ignorancia me hace aceptar retos mas duros(como los de este alpinista) para crecer como persona.

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  2. Yo de lo que me doy cuenta es que con cada reto aprendes, cuanto más difícil, más te enseña. Pero sobre todo aprendes de los errores. Cuando más te equivocas, menos te atreves a juzgar a los demás.

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