jueves, 3 de enero de 2013

regala un blog


Hacer un regalo es complicado. Hacer un regalo y acertar, claro. Hace unos años por exceso, porque todos teníamos de casi todo, y ahora por defecto, porque lo que no tenemos es dinero... 

Así que no queda más remedio que utilizar la imaginación, y pensar en cosas inmateriales, que no tengan mucho valor económico, pero sí simbólico. Por ejemplo regalar un blog. Como este.

Mi mujer, Cristina, me lo regaló hace unos días. Y acertó. Llevaba un tiempo con ganas de encontrar un hueco y un espacio para escribir, pero no me decidía. Y ahora lo tengo en este blog que ella diseñó y bautizó con ese nombre: caminando sin red. Me gusta. Porque al mismo tiempo es una contradicción con lo que en realidad hago, siempre dando pasos con mucho tiento, y es también un sueño. Más bien un horizonte al que me gustaría llegar.




Caminar sin red, sin miedos, sin perjuicios, sin exceso de equipaje. Sin lastre. Sin el lastre que cada uno nos generamos. Para eso puede servir un blog. Para mirar al horizonte. Ahora bien, un blog es un regalo con trampa. Porque te genera una responsabilidad. Debes ser tú el que le dote de contenido. Y tienes que alimentarlo. Es también un regalo con veneno, porque engancha. Y además tiene premio. No te hace mejor persona, pero al menos te hace pensar, que ya es bastante. 

1 comentario:

  1. Pensar no nos hace mejores personas, nos hace sencillamente personas, ojalá la mayoría de ciudadanos se parara un solo segundo a hacerlo y plantearse qué le pasa por la cabeza, atreverse a plasmarlo de alguna manera, como por ejemplo este blog. Excelente regalo y excelente planteamiento. Una maravillosa responsabilidad diría yo.

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