miércoles, 2 de enero de 2013

más sobre la suerte


Ya estamos en el 2013. Y no me ha cambiado la suerte. Creo. Espero. Me ha cambiado en algo la concepción de la suerte. Tiene un punto perverso...

Si entendemos que depende del azar, defendemos una postura inmovilista (¿para qué esforzarme si ya me cambiará la suerte independientemente de lo que haga?). Es una concepción maniquea: los afortunados y los desgraciados, los buenos y los malos, los elegidos y los malditos. No me gusta. ¿Quién elije que alguien tiene suerte? Es una forma fácil de justificar las desgracias y las frustraciones. Y de evitar preguntas incómodas.


Tampoco la Buena Suerte de Alex Rovira es una verdad absoluta. Aquello de que con esfuerzo, con trabajo, con dedicación podrás generarte buena suerte, como una especie de sueño americano. Pasamos del inmovilismo del azar, al individualismo del esfuerzo personal. Y siendo mejor, tampoco responde a la realidad. Al menos a la realidad actual.

No hay más que ver todas las personas que a pesar de todo su empeño no encuentran trabajo en España. Por muchas horas que le dedican, por muchos estudios acumulados y por muchas puertas llamadas. Y les toca irse del país a buscar su suerte, nunca mejor dicho. Así que ni inmovilismo, ni individualismo.

¿Qué podemos hacer, entonces, para tener suerte? Insisto, es un concepto perverso. Tanto, que a veces pienso que nos hacen creer en la suerte para no pensar en el concepto de justicia, justicia social.  

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